30 de nov. 2013

Día 700: Este día se merece un aplauso a lo Mónica Naranjo

Siete y media de la mañana y me despierto de golpe, sin pesar ni con cansancio. Era una hora más de lo que me despertaba cada día por lo que no me costaba y me aliviaba una hora de sueño. Me despierto y mientras desayuno pensando en el largo día que me esperaba, me habla Laura (aclaración: a partir de ahora cuando hablé de mi amiga Laura escribiré Laura y cuando hable de mi novia, será Lau, que es como le gusta que le llamen) comentándome que estuvo viendo los últimos episodios de Doctor Who. ¿Qué por qué me dice eso a esas horas? Porque había quedado con ella, Lau, Hermann, Carlos, Vanesa y Alba para ir a una convención de Doctor Who en un hotel de Les Corts. Mientras Laura me enviaba Whatsapps yo intentaba desayunar y vestirme no dejaba de preguntarme qué estaría haciendo Lau que no me hablaba ni me daba los buenos días. Nosotros dos habíamos quedado a las ocho porque con los demás habíamos quedado a las ocho y cuarto. Total, que eran las ocho y salgo mientras llamo a Lau, creyendo que no me habría dicho nada porque estaría demasiado ocupada. La verdad era que la pobrecita estaba durmiendo aún y me ha tocado esperar un cuarto de hora en la fría calle. Dios, qué frío hacía. Hasta que ha bajado y hemos ido a toda prisa a la parada del ferrocarril, donde nos estarían esperando los demás. ¿La triste verdad? Sólo estaba Hermann. Ni Laura ni Carlos. Llamó a Laura y me dice que estaba bajando de su casa, que se había entretenido y Carlos no me respondía y su última conexión había sido a las dos de la mañana. Total, que como no respondía, supuse que se habría dormido y habíamos quedado con Alba y Vanesa a las 9,15-9,30 en la parada de Les Corts, y llegábamos tarde. Mientras estábamos de metro en metro, haciendo transbordo y otras cosas típicas del transporte urbano de Barcelona, recibo Whatsapps de Carlos diciéndome que se acababa de despertar y que se acercaría al hotel en coche, que le dijera la dirección y, ni siquiera yo sabía la dirección, sólo suponía que me sabría orientar por el mapa de Google que había mirado el día anterior en el móvil, porque no sé si lo he comentado pero no tengo internet en casa. (A día de hoy, domingo, sigo sin tener). Salimos del andén y llegamos al vestíbulo de la estación de metro, donde de pie esperamos a los demás para llegar, quedaba un cuarto de hora. Mientras estábamos allí veíamos gente friki, disfrazada y con cosas de Doctor Who llegar a la parada. Y en esto, mientras hablábamos de Doctor Who se nos acerca un chaval con las típicas y estereotípicas pintas de friki que vive en el sótano de casa de su madre y que trabaja en la informática o ha estudiado alguna otra ciencia como física o astronomía y seguirá soltero hasta los noventa, edad en la que por su fortuna vendrá alguna joven con la que se casará dos años antes de su muerte, dos años en los que no verá a su joven mujer con un extraño apego a los jardineros jóvenes y latinos. Total, el chico se nos acerca y saca el destornillador sónico de Tennant, lo enciende y nos apunta con él y se va sin comentar nada más ante nuestra atónita mirada. Ante la espera, decidimos sentarnos en el vestíbulo y al cabo del rato llega Alba y su amigo disfrazado de Décimo doctor. Vanessa nos dice que va directamente al hotel. Salimos de la estación y contemplamos un parque cercano a la salida, un grupo de whovians disfrazados se hacen fotos con sus disfraces. Ah, cómo me recordó ese momento al Salón del manga, aunque en el salón no hubiera gente disfrazada de Doctor Who. Llegamos al hotel, bastante cercano a la parada y nos metemos a recerco del frío en el vestíbulo del hotel, lleno de gente esperando a que abrieran las puertas de las salas principales. Había una tienda pero sólo había camisetas de otras sagas de ciencia ficción y no me interesaba. Entramos en una sala de proyecciones y vemos el corto que el amigo de Carlos ha dirigido, tras la triunfante llegada de Carlos mientras esperábamos en el pasillo del vestíbulo y la inesperada llegada de Vanesa mientras estamos sentados viendo un montón de actores de la serie tanto clásica como actual saludando a los fans españoles, entre los que estaban el abuelo de Donna, Gwen Cooper de Torchwood, antiguas acompañantes del Doctor, los Doctores Quinto, Sexto y Séptimo. El corto, genial. Me encantó. Aunque había un par de personajes que no se parecían para nada al original, pero tiene una puntuación de 9,75 para mí. Después del corto se suponía que íbamos a otras conferencias, a dar una vuelta por los stands de Doctor Who que estarían en otra sala y talleres, pero fue salir de la sala y entrar en la contigua y llenarse de gente, tanta gente que apenas cabíamos en la sala y una sensación de claustrofobia nos dio a todos y un hambre por el desayuno que decidimos salir de la convención (tras comprar yo un póster sobre el Undécimo Doctor que me faltaba) a por un café en algún lado cercano y encontramos una panadería y pedimos cafés. Yo decido pedir un croissant y de repente nos damos cuenta del caro precio que costaba todo. Cómo se nota que estábamos en Barcelona… Tras eso, Vanesa y su amiga Laura se van a estudiar y nosotros decidimos ir en busca de un libro de Laura en librerías de segunda mano: la primera cerca de Hospital Clínic en el Eixample, a la que vamos en un bus que tardó la vida en llegar a la parada en la que esperábamos. Librería de segunda mano en la que encuentro un libro que llevo mucho tiempo buscando sólo por tres euros. Una oferta increíble, pero aún así los libros eran todos demasiado viejos, libros que no me gustan y a los que soy alérgico, o eso me dijeron la primera vez que me analicé las alergias. Después de eso, vamos a la segunda librería pues Laura no había encontrado el libro y Alba y su amigo deciden irse a su barrio. Vamos Lau, Laura, Carlos y yo hacia la segunda librería de la misma cadena que estaba situada en una calle por la que paso cada día para ir a clase y que nunca había visto, y eso me extrañaba. Usando Google Maps busco un bus para ir allí y resulta que llegamos tarde al primer bus que encuentro y había que esperar un cuarto de hora y en el segundo bus que encuentro en una parada cercana también había que esperar otro cuarto de hora y decidimos ir andando en vez de esperar tanto, pues estaba a un par de manzanas de allí. Pero las manzanas son del Eixample y son más largas de lo normal. Total, que llegamos a la librería y vemos que está abierta, pero sin cartel y sin escaparate. Estaban montándolo todo pero no habían abierto. Pero aún así la dependienta era simpática y nos deja entrar y le pregunta a Laura qué libro busca y tras decirle que no le tenía, lo deja apuntado por si lo encuentra. Abrirán próximamente y algo me da que no será la última vez que entre.
Después de eso decidimos ir al Nostrum de Rambla a comer en la terraza. Sí, comimos en una terraza el último día de noviembre. Sin las estufas de la terraza encendidas. Nos quedamos tan fríos que necesitamos dar un paseo hasta Tallers donde tras dar una vuelt nos subimos al bus para volver al barrio. En la parada del barrio, donde nos deja el bus, Laura se despide de Lau y de mí y Carlos se espera hasta la llegada del bus que nos llevará a Lau y a mí a Viladecans. Mirando los carteles de la parada y Lau hablando con Carlos no nos damos cuenta de que el bus que íbamos a coger, había llegado a la parida y nos subimos corriendo, despidiéndonos de Carlos a duras penas. Llegamos a Viladecans tras un buen rato en el bus y nos bajamos en una fría avenida. Esperando a los primos de Lau, hacemos el tonto en las calles de Viladecans, frías y ventosas, imitando a Tu Cara Me Suena y cantando I was born this way de Lady Gaga. A Lau se le pegó el “My mama told me when I was young: Baby, you’re a superstar”. Pero no le digáis que he admitido que esa era la frase buena. Tras esperar veinte minutos o así, llega Andrés en su coche con su novia María y su hermana Silvia. Nos subimos al coche y vamos a la bolera de Barnasud donde pagamos un par de partidas. Me dolía la mano con la bola de 11 azul que era mi favorita, pero yo la seguía tirando. Aún así, cuando cojo la roja de 10 resultó que hice un pleno, el único pleno durante la primera partida y aunque no quedé primero, quedé por encima de Lau, cumpliendo el pique que teníamos ella y yo. En la segunda partida, digamos que no fue mi mejor partida. Si conseguí tirar diez bolos fue un milagro. Quizá fuera porque me dolía cada vez más la mano mientras que Andrés ganaba la partida picándose con Silvia y ayudando a tirar los bolos con Maria mientras Lau nos grababa para un video de Instagram que provocó la muerte de la batería de mi móvil y creíamos que mi móvil al apagarse habría asesinado el vídeo, pero bueno, al final del día veremos qué pasó en realidad. Después de la bolera, vamos a casa de Silvia, que la pobre tenía que estudiar y hacer el treball de recerca y Lau tenía que mear en su lavabo.
Volvemos al coche con Maria y Andrés que, como era pronto decidimos ir al Toys’a’Rus de Sant Boi, que yo de pequeño recordaba como enorme y el paraíso, pero en la realidad era más pequeño y sólo veía muñecos de dinosaurios y el muñeco de un gran tiranosaurio al que llamé Paco y del que me encariñé, que nunca pude llevarme porque costaba 26 euros. Y después decidimos ir al McDonald’s de Sant Boi , en el que vi que regalaban con el Happy Meal una tortuga a la que decidí llamar Paco II, pero por falta de mesas decidimos coger el coche e ir al McDonald’s de Viladecans y Andrés, llegando al restaurante se equivocó de carril y nos metimos en el McAuto y ya de paso, pedimos el menú y comimos dentro del coche aparcados en un polígono, estando calentitos dentro del coche. Con las lunas del coche empañadas, arrancamos y nos dejan en el barrio, y Lau y yo vamos a su casa porque aún eran las 22 de la noche.
En casa de Lau vimos los episodios de Doctor Who, The impossible astronaut, The day of the moon y The wife of the Doctor, saltándose el especial de Navidad y The curse of the black spot, pero bueno, Lau quería ver parte de la trama. A la una y media de la mañana llego a casa, me meto en la cama calentita y mullidita y me dormí.
De verdad, menudo día genial. Se merece un pedazo de aplauso a lo Mónica Naranjo.
Que los dioses os guíen, lectores y que el Doctor os guíe en el tiempo y en el espacio.

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