12 de febr. 2012

Día 37: El día en el que nunca llegué a Barcelona

Esta mañana no podía dormir. Tengo el lavabo al lado y la cisterna sonaba y sonaba y sonaba y era imposible dormir. Me he levantado a duras penas, he desayunado y he encendido el ordenador. Tenía pensado hacer algo, no sé, algunos deberes, pero... no tengo nada. Bueno, el libro de Historia sigue ahí, me he pasado la mañana dando vueltas en el Google Maps, leyendo artículos sobre Polonia y el Parc Güell, ya queda menos para que vengan los del intercambio. Ya queda también menos para ir a comprar el CD de Els Amics de les Arts. Y les "conoceré", porque me firmarán el disco. Y podré hacer de mojabragas. Y podré hacerme una foto con ellos, o al menos hacerles una foto con mi disco. Y tendré el disco firmado y podré escuchar el disco. El mejor regalo de San Valentín inimaginable. Mañana domingo es Santa Eulàlia. Viviendo en el barrio en el que vivo, no entiendo por qué no se hace nada... Dioses, acabo de mirar el horario de clases como pensando "¿Qué asignaturas he hecho hoy?". Estoy mal. Encerradme. Echad la llave y decidle a mi madre que el que se comió la tableta de chocolate fui yo. Y que puede encontrar el papel en el florero gigantesco del pasillo. Bueno, seriedad, señores. Seriedad. -Díme. -Cállate, Seriedad.
Vale, eso ha sido un tweet. JAJAJAJJAJA. Me gusta, voy a twitearlo. Ea. Bueno, a las cinco había quedado con Andrea y Laura, pero Andrea finalmente no pudo venir y he acabado con Laura y Júlia, ésta se vino a última hora. Íbamos bien por carrer Pareto hacia el metro. Barcelona estaría a un "Propera parada: Mercat Nou"de mí pero...
-Ah, Júlia tiene que entrar un momentito en la Óptica a mirarse gafas que dio la paga y señal hace un mes y aún no ha ido.
Esa frase ha sido la desencadenante de toda la tarde. El momentito se convirtió en hora. Entramos y la oculista, simpática, nos atiende y nos sienta en una mesa. Ha comenzado a sacar gafas y más gafas de los cajones. Algunas con la montura recta y otras gafas de culo de vaso "porque son las que se llevan ahora". Total, que entra Laura y yo hemos convencido a Júlia de llevarse unas gafas de culo de vaso, de pasta con unos tonos marrones aguepardados (con manchas, vamos). Porque entre que ella es una moderna de las coloridas y yo soy un neohipster (lo soy tanto que ni llego a serlo), queríamos las gafas antiguas, que finalmente ha acabado escogiendo las que no eran tan grandes, "porque no me quiero arriesgar a hacer un cambio tan grande". Después, cuando íbamos a cruzar la carretera Santa Eulàlia para coger el metro dice Júlia:
-Vamos a mi casa que me he dejado el móvil.
Y media vuelta para atrás. Estábamos tan cerca... Llegamos al "laberinto"-"edificios colmena" de al lado de la Ciudad Judicial y subimos hasta un 13º piso. Tú sabes lo que es TODO HOSPITALET. TODA LA PUTA CIUDAD SE VEÍA DESDE ALLÍ ARRIBA. ME HE ENAMORAO. QUIERO HACER UN TIME-LAPSE AHÍ ARRIBA. Hemos hablado de planes de "nachos y helados" y quedarnos a merendar allí porque Júlia había quedado con su novio a las 7. Eran las 6,15. Adiós, Barcelona. HE VUELTO A MIRAR EL HORARIO, OH DIOS MÍO DE MI VIDA. Estoy usando demasiado las mayúsculas. Vale, tranquilo Daniel, tranquilo. Al final hemos ido al Mercadona a por la merienda, pero como ya no nos daba tiempo, hemos acabado en la China de la plaza del COPEM comprando chuches y hemos dejado a Júlia en su casa. Laura y yo hemos llegado a su casa. A esto Núria llama a Laura, nos dice que vayamos a tomar un café en el barrio. Vuelta a abajo. Café de la Plaça con Núria. Ellas café y yo Cacaolat, me siento mayor. OTRA VEZ EL MALDITO HORARIO. Luego hemos ido a mi portal favorito de todo el barrio, el 12 de Anselm Clavé cuyas decoraciones curvilíneas y giros metálicos con decoraciones vegetales hacen que me embobe cosa mala. Y vuelta a casa.


Que Apolo y Diana te guíen y que ... eh... bueno, pues todos los dioses os acompañen!

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