4 de febr. 2012

Día 29: El día de la gran nevada


Ha comenzado el día con más frío. Ni rastro de nieve por ninguna parte y ha sido así todo el día. El título viene por otra razón que os contaré en breves. Alba me ha llamado para que bajara y con el examen de Geografía a las puertas, he bajado deprisa, ataviado con gorro, guantes y bufanda. Menos tres grados marcaba el termómetro de la plaza. Hemos subido y allí estaba la profesora, abriendo la puerta y, sarcástica ha soltado un "Cuidado, la clase está llena de nieve!". Ha repartido los exámenes mientas nos sentábamos y he echado un vistazo al examen. Menuda violación más grande nos han metido. Comercio, transporte, flujos de no sé qué demonios y chorradas varias. He preguntado qué día era y la profesora me responde: El día de la gran nevada. Luego, he deducido que era día 3, pero por lo que es la profe... Mira que está con la broma de la nieve que dijimos ayer que nevaría, oye. Después del suceso llamado examen, también llamado "¿dios mío, dónde me he metido?", tocaba Catalán y tras otra hora hablando sobre si en mi casa hablamos catalán, sobre si en tu casa hablan italiano, sobre si bla, bla, bla. Después clase de Historia del Arte, que sorprendemente no hemos comenzado con el Barroco, sino que nos ha hecho hacer un ejercicio del libro que podría definirse como un comentario de texto de la estatua de David de Donatello. Después de un patio aún más helado que ayer, en el que Albert y yo hemos descubierto, bajo la incrédula incredulidad (válgase la redundancia) de Cristina, que la fuente de la plaza tenía una fina capa de hielo. Normal, con los 00º que marcaba el termómetro. Tiritando y temblando, llegamos a clase de Historia, dónde todos hemos comenzado a quitarnos capas, ya que la calefacción había estado encendida durante el patio y las clases eran hornos. Creo que me he resfríado por ese cambo de temperatura tan repentino. La clase de Historia ha sido básicamente el hacer una hoja sobre la constitución del 1931 y deberes que nos ha puesto sobre los partidos políticos de la II República. Después, Cristina y yo hemos bajado al ensayo con la tutora del TR, además con nosotros estaba Xènia, que también ha ensayado su presentación. La mía necesita unos cambios, meter más diapositivas, pero bueno son cambios que ya corregiré estos días venideros cuando este fin de semana practique con Cristina, pero en fin, tras saltarnos la clase de Tutoría llegamos a una clase de castellano, donde no hablaba ni un alma y una profesora gritaba entre los alumnos, exhaustos de una semana de exámenes, escuchaban aburridos y bostezando y algunos hablaban entre ellos en voz tan baja que apenas se oían a sí mismos, mientras la profesora gritaba explicando los anglicanismos, las historias del léxico castellano, las voces patrimoniales y los cultismos. Después de una clase de teatro viendo actuar a la gente, llegaron las cinco y tras esperar unos cuantos minutos en una plaza atestada por el frío y por niños pequeños jugando a pelota, vamos Andrea y yo hacia mi casa a seguir con el regalo de Laura. Pero con las tonterías pues se nos pasa la tarde viendo vídeos de Youtube, trolleando en el chat de terra, riéndonos de la gente en las fotos de Facebook y riéndonos de tweets estúpidos, etc.
Cuando se va Andrea, llega mi madre de haber estado cosiendo con las madres del grupo de teatro. Lleva mis dos trajes: el de marinero romano y el de romano rico, es decir, de patricio. Con el de marinero parezco un esclavo expresidiario teñido de azul y con el de romano un esclavo con una toalla al hombro. Pero en fin, al menos, llevo algo y ya lo tengo.  Y hasta aquí el día de la gran nevada.


Que Apolo y Diana te guíen lector y que Término, dios romano de las fronteras, vele tus pasos entre el pomerium y la periferia.

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